domingo, 27 de marzo de 2016

La Llamada


Él pasa por allí todos los días, de ida y vuelta viendo de reojo. Sabe que será inevitable. Un día será para él inevitablemente. Lo sabe y su corazón se agita minutos antes por el inminente encuentro diario.  Cuando va acompañado, habla más duro para no escuchar, cuando va solo apura el paso y canta, como quien evita el canto de una sirena, pero en su interior la idea le atrae, le seduce la posibilidad y en evitarla está el juego. Ese día no cantó, ni apuró el pasó, solo detuvo la respiración, se acercó y alzó la bocina cuando escuchó el repique tan evitado del teléfono de la esquina de la plaza y no se equivocó, era para él, era ella, y allí quedó, tendido, pálido y en paz.


Jamila  27 / 04 / 2016

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